Trastorno Bipolar
El trastorno bipolar, antes conocido como depresión maníaca, es una enfermedad mental que causa alteraciones del estado del ánimo que oscila entre extremos de manía o hipomanía y síntomas depresivos. Se conoce que el trastorno bipolar es menos frecuente en comparación con la depresión, la cual es más sencilla de diagnosticar. Esto podría deberse a que en los estados de manía e hipomanía los pacientes no tienen conciencia de las alteraciones y tampoco se sienten enfermos; por lo tanto es más complejo reconocer los estados de euforia y del espectro bipolar ya que tienden a ser poco detectados.
A pesar de que no se tiene la certeza de la causa de esta enfermedad, algunos estudios sugieren que puede deberse a factores genéticos. Por otro lado, también puede que exista un trastorno físico en los sistemas cerebrales que controlan el estado de ánimo. Asimismo, acontecimientos estresantes o enfermedades físicas, pueden precipitar alteraciones del estado de ánimo.
Cómo se menciona con anterioridad, este trastorno presenta oscilaciones del estado del ánimo, estos cambios son los siguientes:
1. Depresión: durante el estado depresivo, la persona puede presentar alteraciones a nivel emocional, cognitivo, físico y conductual.
- Cambios emocionales: sentimientos de tristeza profunda, perdida de interés, inquietud y nerviosismo, sentimientos de inutilidad, incapacidad y desesperanza; también se pueden presentar ideas e intentos suicidas.
- Cambios cognitivos: pensamientos negativos y fatalistas, dificultad para tomar decisiones y concentrarse.
- Cambios físicos: pérdida o aumento del apetito, por lo tanto, también alteraciones en el peso, dificultades para conciliar el sueño o querer dormir demasiado, cansancio y agotamiento.
- cambios conductuales: dificultad para iniciar y terminar cosas, aislamiento social y en algunos casos hostilidad y agresividad.
2. Manía: es un sentimiento extremo de bienestar, energía y optimismo. Causa alteraciones en la percepción y creencias extrañas sobre uno mismo, llevando a la persona a comportarse de manera extravagante. Al igual que en la depresión, se hace difícil afrontar el día a día, ya que puede afectar a la persona en todas las áreas de su vida.
- Cambios emocionales: euforia, excitabilidad, irritabilidad y hostilidad. La persona puede presentar egocentrismo y narcisismo.
- Cambios cognitivos: los pensamientos suelen ir demasiado rápido, algunas de las ideas que tienen son irracionales y delirantes.
- Cambios físicos: tener demasiada energía dificultades para dormir y comportamientos hiper sexuales.
- Cambios conductuales: hacer planes poco realistas, presentar movimientos rápidos y exagerados, hablar demasiado y con rapidez, dificultad para comprender lo que se les dice. Pueden tomar decisiones impulsivas, derrochar dinero y abuso de sustancias. En general, presentan desinhibición del comportamiento.
Si una fase depresiva o maniaca es suficientemente severa puede presentar síntomas psicóticos; en fases maníacas, la persona tiene ideas de grandiosidad, creyendo que tiene alguna misión o propósito importante que cumplir o que posee poderes y aptitudes especiales. En fase depresiva, puede experimentar sentimientos de culpa, tristeza profunda y pensamientos negativos sobre sí mismo y la vida. Además de estas creencias, también pueden tener alucinaciones (escuchar, oler y ver cosas fuera de la realidad).
Existen diferentes tipos de bipolaridad, los cuales son:
- Bipolar tipo I: ha existido al menos una fase maniaca, que ha durado más de una semana. Algunas personas padecen solamente fases maniacas, aunque la mayoría tendrá también episodios depresivos.
- Bipolar tipo II: se tiene más de una fase depresiva severa y las fases maníacas son moderadas, conocidas como hipomanías.
- Ciclación rápida: se tiene más de cuatro fases en un periodo de doce meses.
- Ciclotimia: los cambios del estado de ánimo son tan intensos como en el trastorno bipolar, pero pueden ser más prolongados.
Tratamiento:
El trastorno afectivo bipolar, debe ser diagnosticado y tratado por profesionales de la salud mental, ya que los pacientes pueden poner en riesgo su vida y la de terceros. El tratamiento se basa en medicamentos para estabilizar el estado del ánimo, seguimiento psiquiátrico y psicológico.
Si la persona no lleva un tratamiento y seguimiento adecuado, se hace mayor el riesgo de sufrir recaídas, las cuales pueden ser cada vez más fuertes. También, puede presentarse uso y abuso de alcohol y drogas. Por otro lado, debido a las alteraciones de comportamiento, el paciente puede cometer actos peligrosos, impulsivos, que incluso podrían tener implicaciones legales.
Dentro del tratamiento psicológico, es importante la psicoeducación sobre el trastorno, sus fases y tratamiento. También se le brinda seguimiento del estado de ánimo, para así estar atentos a cualquier alteración. Así mismo, brindarle herramientas al paciente y a la familia, para afrontar los problemas en la vida diaria.
Cuando la persona se encuentra en estas fases, debe considerarse como opción de tratamiento la hospitalización, ya que, como se ha mencionado, el paciente puede ponerse en riesgo y lo más recomendable es tenerlo bajo completa observación, mientras se estabiliza y puede retomar sus actividades.
En Hospital Psiquiátrico Santa Clara, contamos con personal capacitado para el adecuado tratamiento, estabilización y seguimiento de pacientes que padecen este trastorno.
Por Estefany Santa Cruz
Psicóloga Clínica